LA TORTUGA GOLFINA
La tortuga golfina adulta llega cada mes de septiembre al El Venado. La época de desove va desde esa fecha hasta mediados de octubre, y de ahí hasta noviembre será el momento en que las tortugas recién nacidas rompen el cascarón y son llevadas al mar para que comience su travesía por el Pacífico.
Como si se tratará de un ritual, las tortugas hembras llegan a las playas de la comunidad dejando la marca de sus enormes aletas en las arena. Esta es la señal que permite a los miembros de la comunidad involucrados en la protección de la especia a seguirla hasta el lugar donde anida los huevos.
La tortuga cava un agujero profundo, de hasta un metro, donde depositará entre 90 y 120 huevos. Un alumbramiento que dura aproximadamente 10 minutos y que es posible observar de cerca debido a que la tortuga en ese momento se encuentra como en un estado de trance donde no es consciente de la realidad.
Como si se tratará de un ritual, las tortugas hembras llegan a las playas de la comunidad dejando la marca de sus enormes aletas en las arena. Esta es la señal que permite a los miembros de la comunidad involucrados en la protección de la especia a seguirla hasta el lugar donde anida los huevos.
La tortuga cava un agujero profundo, de hasta un metro, donde depositará entre 90 y 120 huevos. Un alumbramiento que dura aproximadamente 10 minutos y que es posible observar de cerca debido a que la tortuga en ese momento se encuentra como en un estado de trance donde no es consciente de la realidad.
Una vez depositados los huevos, da comienzo una especie de danza. Con sus aletas delanteras y traseras, la tortuga tapa el agujero donde ha depositado los huevos, haciéndolo con tal perfección que es difícil saber dónde se encuentra el nido. Es su manera de proteger a su estirpe de la amenaza de los depredadores.
Cuando los voluntarios comunitarios divisan el desove, lo que hacen es apartar a la tortuga del agujero que ha cavado. Mientras ella realiza su ritual de tapar el agujero en otra parte, los voluntarios recogen los huevos y los depositan en cubos, que más tarde llevarán a los viveros. Ahí, en esos viveros, los huevos se incuban hasta que es el momento del nacimiento de las tortugas. Gracias a la vigilancia de 24 horas de los voluntarios comunitarios, todos los huevos se desarrollan con normalidad, sin ser comidos por depredadores o comercializados en los mercados. Cuando las tortuguitas nacen es momento de llevarlas al mar para que comiencen su travesía. Gracias a la labor de la ONG estadounidense Protector, que ha instalado trasmisores satelitales, se sabe que algunas de ellas llegan a Costa Rica. Aunque los datos son bastante imprecisos, se calcula que una tortuga de cada mil regresará, ya adulta, a las playas de El Venado. |
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